La playa en Samandag está a unos treinta kilómetros al oeste de Antakya en el mar mediterráneo, y es una playa ancha y bastante larga que atrae a muchos visitantes, a pesar de algunos problemas de limpieza. Lo cierto es que la playa de Samandag suele tener mucha basura y restos que vienen arrastrados por el viento y las olas de otras localidades, lo cual es una lástima para una playa que podría ser de las mejores en Turquía.
Los visitantes vienen a la playa de Samandag sobre todo para pasear y algunas personas se aventuran a bañarse, aunque no es lo corriente. Mucha gente sobre todo viene para sentarse en los muchos restaurantes y cafeterías que hay en primera línea de playa disfrutar del sol y la brisa, y poder contemplar el mar.
Hay también algunos interesantes restos arqueológicos por la zona, donde cabe destacar el túnel Titus romano.
Este túnel es realmente una maravilla de la ingeniería de aquellos tiempos. Durante los tiempos del emperador Vespasiano, los gobernadores de Samandag decidieron desviar el río que pasaba por ahí. Pusieron a trabajar a legionarios romanos, marineros y prisioneros para poder crear un canal a lo largo y a través de pura roca, que se alargaba casi dos kilómetros.
El proyecto continuo bajo el mandato del emperador Titus, y algunos registros nos muestran que el proyecto acabó varias décadas después. Hoy en día, el canal está seco, pero sigue mereciendo la pena visitarlo. Hay un pequeño aparcamiento en la entrada, justamente donde empieza también la playa de Samandag.
Cerca de la playa de Samandag está el pequeño pueblo del mismo nombre. La economía de la población depende en la pesca y la agricultura, especialmente la fruta. En el pueblo podemos encontrar un gran movimiento de mercados y puestos, por lo que es una buena opción para ir de compras y estar en un ambiente animado y diverso.
La costa está bastante cerca del pueblo, y en una de estas playas hay un importante punto donde las tortugas Caretta van a poner sus huevos.